The Beaches of San Pedro

…y cómo ayudar a limpiarlas
Por Julie Turley

Es un habito dar un paseo por mi playa favorita sanpedrana llamada Punta de Oro; el sol estaba brillante esta mañana, el cielo azul con apenas algunas nubes; escuchaba una música idílica para sentirme en armonía con el medio ambiente; estaba en comunión con el lago. Sentir el sol y el viento acariciando y calentando mi piel; los pájaros cantando al ritmo de fondo generado por las olas del lago.
Me descalcé y entré, el agua refrescaba mis pies y sentí la necesidad de poner mis manos en el lago, de mojarlas para después llevarlas a mi cara y refrescarla también. Lo hice y tomé agua del lago, su sabor no me supo tan claro, tan puro. Sin embargo, la vista en frente de mí me llenó de paz, de tranquilidad, de sentido de unidad entre yo, simple y sencillo ser humano y la naturaleza grandiosa y divina.
De repente, mis pies me empujaron a seguir mi camino; volví a poner mis zapatos y seguí andando en la playa. Entonces mi corazón brincó en mi pecho porque mi sentido de la vista generó en mí una repentina desarmonía: ¿por qué?
Ví amontonado en una parte de la playa tan hermosa que es la de Punta de Oro, una concentración agresiva de desechos de plástico, latas que me llevaron a interpretar que un grupo de personas habían golosamente comido en esta playa de oro y habían decidido dejar sus recuerdos del almuerzo ¿cómo ofrenda y agradecimiento por haberles prestado su arena ¿tal vez?
Sentí un fuerte enojo; hasta odio, no sólo hacía estas personas que no conozco y que nunca conoceré, sino hacía la falta de respeto, de conciencia de la humanidad en general. Quise recolectar la basura pero no disponía de una bolsa para recogerla y mis dos manos no eran suficientes para cargarla toda. Me paré, miré a mí alrededor y me puse a pensar…
En el lago, estaba una mujer lavando ropa, y la ropa ya en proceso de limpieza, la tenía en un balde cuya forma y volumen eran perfectos para que pudiera poner adentro la basura y llevarla al bote. Le pregunté a la señora, una mujer indígena muy dedicada a lavar su ropa, contaminando el lago con jabón: ¿Por favor señora, podría prestarme su balde para que pudiera recoger la basura y llevarla al bote?
La señora me puso una cara de asustada y de “yo no fui” y me contestó: “es que lo necesito ahora”. Y yo añadí: “Pero señora, me voy a demorar unos minutos nada más, y mientras tanto usted puede poner su ropa en las rocas, así podré limpiar un poco la playa”. Ella insistió en no querer ayudarme y me contestó: “no, lo necesito ahora”.
Yo me molesté, pero guardé la calma y me dije a mí misma. “vamos a hacerla reflexionar”. Le pregunté: “Señora, usted cree en Dios, ¿verdad?”. Ella me contestó que sí. Entonces le dije: “El lago en el cual usted está lavando su ropa, no sólo es una creación de Dios, es Dios mismo”
Ni siquiera eso sirvió, ella me ignoró. Así que seguí pensando y mirando a mi alrededor y mágicamente encontré unos costales vacíos en la playa, los agarré y empecé a colectar la basura del almuerzo agradecido y mucha más basura en la playa Punta de Oro. Llené casi los dos costales de basura en unos 15 minutos. Volví a pasar delante de la señora, quien todavía estaba lavando su ropa, y le dije: “Estoy segura de que usted va a alguna iglesia en la cual reza a Jesús, el sólo y único hijo de Dios; todos somos hijos de Dios y no sólo Jesús; el lago es Dios y usted no lo está ayudando en este momento”. Y me fui.

Bautizada en agua clara
El lago me llamó de repente como para agradecerme por la ayuda hacía él; y sentí que tenía que contestar a su llamada y enseñar a las personas a mi alrededor lo que significaba comulgar con Dios. Sólo había mujeres vestidas lavando su ropa en las aguas del lago. Así que me quité la ropa y entré al lago como Dios me creó para estar con una de sus creaciones más maravillosas: el Lago Atitlán. Nadé y al nadar me llenaba de paz, luz y de amor. Nadé en el lago, y mientras más nadaba en él, más el sol brillaba. Después de mi “misa” en mi “templo natural” salí de sus aguas y justo después de haberme puesto la ropa, llegaron los recolectores de basura. Y les grité: “¿Ustedes están para recolectar la basura?”. Me dijeron que sí. Les entregué mis costales diciéndoles que como trabajadores de la Municipalidad, deberían de enseñar al pueblo a respetar al lago y a sus playas.
¡Por favor, ayudemos todos a limpiar “the beaches of San Pedro”, ideas hay muchas pero necesitamos la unión que hace la fuerza!

¿Superamos el trauma del Stan?

Por Julio Jerez*

Durante el paso del huracán Stan en el Lago de Atitlán vivimos experiencias traumáticas. Normalmente estas son situaciones inesperadas, rompen la vida cotidiana y afectan no sólo a la persona sino también a la familia y, en casos como el Stan, a toda la comunidad y al país.
Cuando se vive una experiencia de este tipo cambia la percepción de uno mismo y del mundo, nos sentimos diferentes y vemos todo distinto. Esto marca un antes y un después en la vida del afectado. Es normal que entonces se den reacciones como dolor, desesperación, miedo, angustia. En los niños se manifiesta con llantos, se despiertan en la noche asustados, se orinan, y esto para muchos, no tiene explicación. Pero es una respuesta natural al estado de trauma, por lo que es necesario sanar el cuerpo y el espíritu para prevenir efectos posteriores.
Una situación traumática sobrepasa la capacidad de las personas para enfrentarla, y le produce secuelas severas.


Días después de que pasó la emergencia, pude recopilar algunos trabajos espontáneos hechos por Moisés Jerez, de 5º primara de la escuela Jucanyá, en Panajachel.
En la primera imagen se lee: Me sentí triste por ver a muchas personas sin casa. Una vez fui con un amigo a dejar juguetes a los que perdieron su casa. Cuando los visité, vi que sus casas eran de madera y sólo había un baño que estaba en el patio.
En estas notas se puede apreciar el efecto o impacto traumático manifestado en el sentimiento de tristeza; y lo que para todo niño es incomprensible: ¿Por qué no todos vivimos igual? Pero lo más importante es la espontaneidad para socorrer, ayudar y atender la parte emocional que genera la pérdida de lo que más valora un niño: su juguete, su mascota, y lo que se les transmitió a esos niños fue que recibieron apoyo y que se sintieron queridos. Lástima que las autoridades se niegan a dar el seguimiento requerido desde entonces.
En la siguiente imagen Moisés nos muestra que todos deberíamos tener casas resistentes para que no se destruyan. Al lado se ve que hay un silo además de una escalera. Esto nos dice que debemos almacenar comida para así no tener hambre en épocas difíciles. La escalera nos indica que hay que tener una ruta de evacuación, esto último es una muestra de prevención.
Y la tercera imagen nos revela el temor ante la posibilidad de enfrentarnos a fenómenos naturales que puedan ocasionar desastres, como una erupción volcánica, o el desbordamiento del lago, o que los perros se coman a los bebés, o que el sol sea más fuerte. Este dibujo no es más que un mapa de la vulnerabilidad.
Los tres son ejemplos que muestran cómo un niño que no sufrió directamente pérdidas o daños, percibe el hecho traumático. Es una evidencia de que sí fue impactado por el evento. La pregunta del millón: ¿Cómo se encuentran las niñas y niños, adolescentes y ancianos que fueron damnificados directamente?
Además, la gente no está tranquila mientras las riveras del río no han sido protegidas y aún hay tramos sin reconstruir, como las calles del lago al puente.
Así que reflexionemos: Si los niños perciben estas cosas, ¿por qué nuestras autoridades no lo perciben y no actúan? ¿Por qué se niegan a abordar el tema con seriedad y responsabilidad, en vez de seguir haciendo de este drama un negocio? El gobierno dice que en el invierno pasado gastó más de quinientos millones en reparación de puentes y tramos carreteros, y en emergencias atendidas. Y aquí, en Panajachel, nuestro alcalde se niega a tratar el tema fuera del partidismo y de la política.

*Activista de Panajachel, Sololá.

CARTAS

A la editora:
Con mucha emoción recibí la revista ATI. Debo decir que me conmovió mucho el respeto del tratamiento del tema, sinceramente valoro sus líneas -y no sólo por mí- claro que me motiva, pero sobre todo porque son temas tan relegados y tan desvalorizados y subutilizados. Por ello quise agradecer su firmeza y objetividad en su trabajo profesional, saludos cordiales.
Amílcar Pop

A los que están tristes:
Porque la vida a veces nos trata con poco cariño quiero escribir estas líneas que ayuden y animen a los que quiero, deseando que haya entre nosotros un amor sin fin. Necesito expresar que la alegría reside a nuestro alrededor, sólo nos falta mirar minuciosamente y encontrar la pequeña flor que existe al lado de nuestro pie, llena de colores y fragancias que muestran la vida en toda su sencillez.Hallar aquel recuerdo que nos conmueve hasta hacernos ahora suspirar...Tomar una pizca de sal y llenar nuestro paladar de mil sabores placenteros.Visitar a aquel que siempre nos ayuda sin juicios ni críticas...Mirar un presente que nos anima a pensar que sintiendo cada inspiración nos llenamos del don de la vida, porque sólo nos falta creer que la vida es tal; que la vida es un don.Las utopías, los sueños lejanos están más cerca de lo que creemos, sólo hay que acercarlos con una mágica cuerda sintiendo como se van haciendo tangibles y reales.Descubrir que estamos en un mundo mágico, lleno de posibilidad, que nosotros somos unos seres muy especiales, llenos de luz y amor, que podemos dar y compartir para incrementarlo y llenarnos de una vida sin fin.La muerte no existe es un proceso, es una transformación para continuar nuestro camino y conocer nuevas enseñanzas que compartir con los demás. Pensar que la muerte no es el olvido sino la eternidad.
Azul Alférez

OH, YES, I’M A GREAT PRETENDER


Por Juan Carlos Pensamiento



Tres y media de la mañana. Su amorcito acaba de llamarle, muy cariñoso (y todavía más borracho), diciéndole que le quiere mucho y que en un rato llega a casa, que está con sus amigos pasándola muy bien y recordándole a cada momento; le dice que quisiera que estuvieran juntos. Mientras se asoma a la ventana a ver si viene algún carro, pasa frente al espejo grande de la sala; no puede evitar quedarse viendo su propia imagen. ¡Ala gran puta, cómo me he engordado!, dice otra vez. Lo ha dicho varias veces ese día, tratando de aceptarlo y restarle importancia, pese a la cara de aflicción que precede siempre a un suspiro. Cuatro menos cinco. Vueltas en la cama. Aunque se quedó en casa por voluntad propia para dormir a gusto – su amorcito sí le había invitado a salir con sus amigos – no ha logrado dormir casi nada. El miedo de siempre. Lo imagina haciéndole ojitos a alguien, esos ojitos de borrachito coqueto que le parecen tan adorables cuando no son para alguien más. Cuatro y media de la mañana. Trata de dominar la ansiedad. Si me quedé aquí, fue para estar en soledad, para poder descansar, porque le tengo confianza. Porque le tengo confianza... Tengo que aprender a tenerle confianza. Ya me pidió perdón. Lo imagina susurrándole a alguien al oído “me gustás mucho, vamos al baño”. Cinco menos cuarto. Le gana la ansiedad. Marca su número. Suena. Sí hay señal. Su amorcito no contesta. Tal vez no escuchó. No pasa nada. Le tengo confianza. Cinco y veinte. Abre los ojos. Durmió al menos un ratito. Respira profundo. Cinco y media. Le palpita fuerte el corazón. Vuelve a marcar el número de su amorcito. ¿Aló? “Hola, mi amor lindo”, dice su amorcito, en una voz de borracho tan borracho que casi no se entiende. ¿Dónde estás? “Pasé comiendo pizza con la mara, ya voy para allá, amor. Te quiero mucho, ¿oíste?”. Se vuelve a acostar. Trata de dormir. Ya viene para acá, gracias a Dios. Vueltas en la cama. Se levanta al oír un carro. No era el nuestro. Qué raro, dijo que ya no tardaba. Seis y cuarto. Su amorcito no llega todavía. Qué desconsiderado. Reprime lágrimas de rabia y preocupación. Sonaba muy bolo. ¿Y si se fue a hacer mierda? ¿Lo llamo otra vez? Mejor no, se puede enojar. Lo van a chingar sus amigos, van a pensar que soy psycho. Ya no debe tardar. Vueltas en la cama. Va al baño. Se sienta casi 20 minutos en el inodoro sin que salga nada. Regresa al cuarto y se acuesta. Vueltas en la cama. Lo imagina gimiendo, besando a alguien más. Vueltas en la cama. Oye pasar otro carro. No, no es él. Reza una oración rápida porque no le haya pasado nada. Trata de no pensar que la semana pasada le encontró un mensaje sospechoso en el celular. Le duele. Trata de no llorar. Se avergüenza nuevamente de haberle revisado el celular; nunca lo había hecho. Lo imagina gimiendo de placer. Siete y cuarto. Lo oye parquearse. Pretende estar durmiendo. Lo oye entrar directo al baño, desvestirse, lavarse. Se tarda en lavarse. Lo siente acercarse a la cama, acostarse lejos, viendo para el otro lado. Siente el olor a guaro. Pretende no sentir que también hay olor a saliva y a culo. Se levanta al baño. Somata la puerta. Llora en silencio. El borracho ni siquiera vio el papelito sobre su almohada que decía TE AMO con marcador azul fluorescente. O lo vio y no le importó. Sale del baño. “¡Dejá de hacer bulla!”, grita el borracho. Toma la llave del carro, sale al parqueo; abre la puerta. Ve las servilletas arrugadas en el asiento de enfrente. Están dobladas y pegajosas. Toma una, la huele. Semen. Siente que el corazón se le estruja. Llora. Regresa a la casa. No debo pensar mal. Debo tenerle confianza. Tal vez fue uno de los perros de sus amigos. Regresa a la cama. Lo ve dormido, indefenso. Se acerca al oído y le dice muy quedito: Te amo, mango. Perdóname por dudar...nunca me dejes. “¡Shhhhhh!” hace su amorcito, con cara de enojo.

¡Todos por el Lago!

Por Susana Heisse

¿Conocen el cuento de los cangrejos? En el mercado vendían cangrejos en dos botes; uno tapado y el otro no. Los niños curiosos preguntaron por qué un bote tenía tapadera y otro no. El vendedor explicó: estos cangrejos vienen de China y son muy inteligentes, trabajan en equipo y forman escalera, salen rápido de la canasta y se salvan la vida. El otro bote tiene cangrejos guatemaltecos, se puede dejar abierto ya que nunca llegan a formar un equipo, ni una escalera, no tiene sentido colectivo y nunca pueden salir del bote.
¡Tap! Hablamos de lo cangrejos que somos, cangrejos de este lago. Hablamos de nuestro Lago de Atitlán. Hablamos del ombligo de la tierra Rumuxux ulew, como los ancianos mayas lo llaman.
Hablamos de la ignorancia y de la contaminación. Hablamos con datos factibles de poner en riesgo la salud de miles de habitantes que viven alrededor del lago, que comen pescado, que se bañan en sus playas y que toman su agua. Hablamos de poner en riesgo al turismo, fuente de ingresos de muchísimas familias (los bancos de Panajachel cambian aproximadamente de quince mil a veinte mil dólares diarios).
Hablamos de la pérdida de respeto al elemento vital AGUA cuando lo usamos para transportar basura y nuestras heces fecales, en lugar de mantenerlo sagrado. Hablamos de nuestra dificultad de formar un tejido social y luchar juntos.
Hablamos de la posibilidad de comprometernos para el beneficio colectivo. Hablamos de formar equipos para hacer escalas y salir del bote de la vergüenza, de la contaminación, del peligro para nuestra existencia y la de futuras generaciones.
Pongamos ejemplos positivos, preséntemelos, analicemos cómo lo hicieron ellos, cómo podamos hacerlo nosotros. ¿Qué dificultades tienen y como podrían mejorar?
Planificamos un centro de acopio de materiales de reciclaje en Sololá y varios mini centros en los pueblos de la mancomunidad.
San Jorge La Laguna tiene una planta de tratamiento de desechos sólidos con abonera comunal por parte de AMSCLAE. Los Amigos de Santa Cruz la Laguna cambian donaciones de zapatos por eco ladrillos, en Jaibalito hacen eco tejidos de los bolsas de tortrix, en Tzununá los escuelas tienen programas de Limpieza . En San Marcos La Laguna, la asociación Pro agua y varios vecinos usan “Pozos de bananos” para la filtración de sus aguas grises, el Hotel Aculaax mantiene todo un vivero botánico aprovechando los aguas grises. Ciento treinta y cinco botes para la basura viajan para el mantenimiento diario de los voluntarios “Zutujiles para la Salud” que limpian y separan el contenido en orgánico e inorgánico. En San Juan La laguna el Colegio Lisi esta creando un mini centro de acopio y tiene planos de construir todo un colegio nuevo de eco ladrillos. Santiago Atitlán planea tener su centro de acopio de materiales reciclables con ayuda de Italia y acompañado con fuertes campañas de sensibilización. Cerro de Oro recién inauguro por parte de los Amigos del Lago su planta de tratamiento con centro de reciclaje. En San Lucas Tolimán trabaja IMAP, el Instituto Mesoamericano de Permacultura con Aboneras de Lombricultura y con tratamientos de aguas grises de Bananos y “Kaslem Mandala” trabaja en la sensibilización. Los compañeros de CONAP trabajan en sensibilización en Patanatic .
¿Y en Panajachel ? Ahí luchan varios grupos tratando de parar la contaminación enorme que proveniente de las aguas negras que entran desde hace casi cuatro años en el lago. Cada último viernes de mes, los alumnos realizan un “rally de limpieza”, colectan basura y demuestran su cultura, dando un bonito ejemplo a todos que todavía no saben que: Pueblo limpio-gente sana-turista feliz!
Ya tenemos equipos! Hace falta la escalera para salvar la vida ¡No importa si hablamos zutujil, kaqkchikel, inglés o alemán! Aprovechemos la diversidad como fuerza multiplicadora. No importa si somos mujeres, hombrees o niños, evangélicos, católicos o mayas: es la creación divina que estamos defendiendo. ¡Si todos nos damos la mano para salir adelante, podemos salvar el Lago Atitlán!
Todos por el Lago ¡Si no somos nosotros entonces quién?
Lago Atitlán, día IX, tres años antes de que comience el nuevo ciclo grande del Calendario Maya

Piratas sin puerto y sin destino

Por Giovanni Pinzón

Pendiente y preocupado a la espera de a saber qué... en medio de este oscurantismo que nos tiene sometidos, temerosos y angustiados. Contenidos en nuestra pasividad que admirablemente, parece no tener límites al igual que nuestra ignorancia y falta de información (exceso de desinformación). Anarquía, caos, chismes y violencia, cada uno o cada quién culpando al otro, corrupción e impunidad. Guatebolas, Guatebala, mejor Guatemaya... gane quién gane, pierda cual pierda, por aquí, como siempre, la vida sigue igual. Sin beneficios y muchas desventajas pero con todo el amor a esta tierra y a sus pueblos, que pacientemente han sobrevivido y soportado las inclemencias del destino, con fe en que pronto vendrá un día mejor, en espera de paz y desarrollo. Es triste estar conciente, ver como en Guatemala, muchos nichos del gobierno y el Estado han sido mal usados, desbaratados y corrompidos. Poseídos a manos de traidores vende patrias, bélicos y codiciosos, proxenetas de su propia familia y su nación. Han tomado el toro por el rabo y por los cuernos, con sus criadillas preparan su ceviche y con toda tranquilidad, presumen del banquete. A lo largo de nuestra historia, hemos cargado con estos inescrupulosos usurpadores, farsantes, inteligentes y astutos, maestros del disfraz. Hemos perdido la confianza, la sociedad se encuentra confundida y dividida, los guatemaltecos reincidimos incapaces en ponernos de acuerdo y reaccionar de manera efectiva. Una de las dolencias en un país subdesarrollado es la ausencia de un sentido común colectivo, una sociedad fragmentada e incomunicada es incapaz de sostener un estado sólido que la respalde. Tampoco existe un gobierno conciente y comprometido a su nación, responsable de cubrir las garantías necesarias para imponer y mantener un estado de derecho. Los que pueden se escapan sin mirar atrás, sin querer volver, muchos se hermetizan encerrándose dentro burbujas fantasiosas y artificiales, sin querer ver ni oír ni hablar. Guatemala es hermosa, tiene mucha gente valiosa, digna, conciente y productiva, merecemos una mejor historia para contar. Muchos de nuestros talentos siguen aún por ser descubiertos y explotados para el bien y beneficio de todos. ¿Cómo fue que caímos en este agujero? Nuestros padres lucharon un día, encendidos en patria codicia y disputando entre choques sangrientos nos postraron al hampa y al mal. Y aquí estamos pagando la deuda con nuestra sangre, nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y nuestras cosechas. Todo para menester de unos pocos glotones que frívolamente, con engaños y vesania, abducen el poder y se adueñan de nuestra república. Delincuentes, que además hurtan nuestros impuestos, no titubean un segundo ni escatiman consecuencias, su hambre de poder y riquezas es crónica, su gula es severa. Junto a sus aliados, sus sirvientes y protegidos, representan en carne y hueso las virtudes del mismo Satanás y de sus ángeles caídos, vomitados por el cielo. Engendros aborrecidos en la tierra, maldecidos por el suelo que pisan, destinados a deambular sin sentido hasta encontrar su triste y solitario final. Apátridas, insensatos, déspotas y prepotentes, piratas sin puerto ni destino, pronto los veremos zozobrar. Distraídos en su avaricia, sin aviso, la barca se les hará demasiado pesada e inevitablemente, se perderán en el fondo del mar. Pero no con sus huesos se ahogará su recuerdo, tan solo sus tesoros mal ganados, las ruinas de su pedestal y los de su nefasto proceder. Escaparán pocos del naufragio, algunos sobreviran deseando no haber sido tan afortunados. Sobre sus espaldas, ellos y sus herederos, llevarán escrita su obscura historia, avergonzados de su macabro legado. Humillados, serán vivo ejemplo de algunos de los peores males que con el paso de los años y que a través de generaciones se han arraigado en nuestra identidad y en nuestra cultura. Falta de sentido de nación, carencias de amor patrio e integración social, xenofobia, racismo y clasismo, fuertes tendencias al abuso y explotación del débil, del menos aventajado o del que se deje. Estrechez de pensamiento, una pobre comprensión del pasado, el presente y el futuro de nuestra historia como país y como nación, una diminuta cosmovisión. Con los escombros del hundimiento, saldrá además a flote nuestra ineptitud, cobardemente aceptada y resignada. Calamidad sería no mirarla y caer nuevamente víctimas en necio conformismo e inexplicable sumisión. Nuestra culpa sería no protestar y quedarnos callados, negar que millones de guatemaltecos ya entendimos las lecciones y que lo único que pedimos es lo que por derecho merecemos. Una casa, una familia, una nación, un lugar, un país donde poder vivir en paz, para crecer con orgullo, trabajar y morir con satisfacción y dignidad. Sabiendo que dejamos la casa mejor de lo que la recibimos y no, que igual a nuestros predecesores, solamente venimos a tomar ventaja de ella y a destruirla. Esa es nuestra elección y un aprendizaje que como ciudadanos, no hemos superado desde la fundación de la nación. Desde que los abuelos de nuestros abuelos, entre aires de conquistadores y desaires de conquistados, fecundaron nuestra bizarra estructura social, cimentando las bases de lo que se convirtió en nuestra precaria condición económica y política actual.

Mareros: hijos de la gran historia

Por Luis Mayat

Era 1997 en una de esas noches en que todo iba bien: mis amigos uno a uno se fueron, incluso el tierrero que también le fascino la mirada de la mujer que me había parado el reloj.
- ¿Me acompañas a mi casa? Me dijo repentinamente. En minutos ya estábamos metidos en un barrio cercano al centro. Ah! todo era lindo hasta que nos despedimos, di la media vuelta y me percate de que el camino era largo y que no eran horas de andar solito en la calles. Ya la voz de alerta del nahual había sonado, a pocos pasos me percaté de que en la esquina había un grupo de seis jovencitos de unos 14 a 16 añitos. Cada uno sostenía una botella de un litro de cerveza, uno de ellos se acerco amenazante y los otros cinco le dijeron al unísono:
-¡No, déjalo pasar! Pasé y no di más de 15 pasos cuando me di cuenta que estaba acorralado por al menos una docena al frente y los seis de atrás. De ese momento solo recuerdo la mutación al felino que me habita y corrí hacia los seis que ahora sostenían las botellas como bates. El primero cayó de rodillas revolcándose cuando le pase rozando el gas que mantuve encendido apuntado a sus caras. Sin detenerme ni para respirar, escuche el ruido del cristal estallando y aproveché la décima de segundo para des encorralarme, trepar una casa, correr por los techos, saltar cercas sin parar hasta una hora después sin saber en qué parte de ese pueblo me encontraba.
Al regresar a la casa de mis cuates, ellos me aconsejaron salir al siguiente día ya que la semana antes alguien también se había defendido con gas y recientemente había sido asesinado. Mi visita y mi cita con Katia habían terminado temprano y mi lección de la existente cruda realidad de las maras me había dejado absorto en mi propia necedad de entender esta masa de cachorros que me habían querido desfigurar sin conocerme y que se identificaban con un número y un nombre colectivo.

Visitando la incubadora
Coincidentemente ese mismo año después de un largo viaje, estuve unas semanas en Oakland y Berkeley, muy cerca de la gigantesca ciudad de Los Ángeles, California. Decidí que quería conocer la calle 18 en la Rampart de L.A. lugar de nacimiento de la gang eighteen, formada en los 60’s por chicanos, pochos, y mexicanos como respuesta a la hostilidad racial e inmensa cantidad de “gangs” en LA. (Crips, Bloods, Asian, Supremacista blanco).
Tome un bus, me baje en la parada de la calle 16 y me metí a la primera tienda que vi, compre algo, y le pague al puertorriqueño que me atendió.
- ¿Es peligroso si camino por estas calles?- le pregunte al ramplón.
– Careful, aquí las maras operan solo dentro de su propio barrio y tu estas adentro, así que lo mejor es que vayas de tienda en tienda, for your safety- me dijo.
-Que interesante estrategia de mercadeo- pensé. Era verdad ya me sentía adentro, caminaba barrios empobrecidos desde los 70,s al terminar el “boom” económico que se dio después de la segunda guerra mundial, fabricas cerradas, escuelas súper equipadas pero sin personal calificado, parques raídos por los años, edificios abandonados, obvia la falta de atención del gobierno municipal, estatal y federal. En los ochentas despidieron miles de trabajadores, suspendieron servicios sociales, reprimieron al más del millón de refugiados y sus familias que huían de las guerras de América Central. Muchos jóvenes ante la estructura pandilleril existente en Los Ángeles, fundaron su propia pandilla: la mara Salvatrucha de los jóvenes salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, nicaragüenses. Y como todas las “gangs” fue impactada por el proyecto del crack de cocaína del proyecto Irán–contra, en los 80’s. El crack era introducido a los guetos de Estados Unidos, empezando con las pandillas de Los Ángeles, para crearle un nuevo mercado a la cocaína traficada para financiar la compra y distribución de armas para las redes del Gobierno secreto de George H. W. Bush, quien respondió al tema en una entrevista de la reportera Sara Newcomb, en diciembre de 1,992 -“If the people knew what we had done, they would chase us down the street and lynch us”.
-“Si la gente supiera lo que hemos hecho, nos perseguirían por la calle y nos lincharían”.
Made in USA al mundo
Cuando las guerras en América Central cesaron a principios de los 1990, Estados Unidos empezó un programa de deportación generalizada de estos jóvenes pandilleros a sus países de origen, países que no tenían nada que ofrecerles y ninguna capacidad para controlar el delito. Los Acuerdos de Paz de América Central no se han cumplido dejando decenas de miles de ex guerrilleros y soldados desempleados, los acuerdos comerciales no trajeron ningún desarrollo económico, sino sólo más libre comercio, un mercado negro de armas enorme, las deportaciones en masa apoyaron la evolución y crecimiento de las Mara 18 y la Mara Salvatrucha. La cultura de las maras importada desde EU encontró en los países centroamericanos condiciones favorables para su desarrollo y expansión, encontraron una población de jóvenes a los cuales la palabra masacre, secuestro, extorsión, emboscada, violación, mutilación, era ya parte en el diario hablar de su población.
Es fundamental hablar del entorno de las maras, con el claro entendimiento que el problema es producto de condiciones sociales y medioambientales y no el resultado de condiciones genéticas o psicológicas. Aquí se firmaron varios acuerdos para dar fin a la guerra, y la población continua sintiendo en carne propia esta guerra. Es importante desmitificar la idea que las pandillas son responsables de la mayoría de violencia, al contrario en muchos lugares solo representan el 1 % de los crímenes, son los sicarios, paramilitares, policías, autoridades, individuales y bandas, las responsables de la mayoría de violencia en estos países.
Hay claras relaciones entre algunas variables socioeconómicas y el marero, la relación entre educación, ingreso familiar, hacinamiento de familias, estado de la infraestructura del barrio, etc., aunque pueden ser obvias las relaciones entre pobreza y pandillas juveniles, también hay barrios pobres sin este problema. Por eso es más preciso hablar de un entorno social y comunitario de pobreza, que de la pobreza económica de las familias.
En una comunidad donde hay capital social, hay menos posibilidades de evolución y expansión de las maras; entendido el capital social como las relaciones entre las personas, los espacios que permiten cooperar, la confianza interpersonal, la participación comunitaria, la presencia de espacios públicos positivos de encuentro y expresión, el apoyo y unidad de las autoridades locales, administrando eficientemente los espacios públicos y estimulando la interacción comunitaria. Muchos estudios puntualizan que lo que buscan estos jóvenes en su normalidad de adolescentes es la necesidad de la aprobación y el respeto de su círculo, seguridad y protección, apoyo y aceptación grupal, definir identidad de edad y género. El que una comunidad sea pobre no es motivo para que sea un semillero de jóvenes guiados por otro más de los cultos importados, que desgarran los pueblos y barrios, lo que sí es seguro es que las simples medidas policíacas son inútiles o dañinas. En los operativos policíacos, las autoridades entran a la comunidad, reprimen, controlan y luego se retiran, dejando a la comunidad más desarticulada, sospechosa y desconfiada. Lo que ellos llaman mano dura, o súper mano dura es represión masiva que solo puede contener los síntomas pero no solucionar el problema de raíz, las evaluaciones de estos programas hablan claramente de sus limitaciones. Ahora, quieren encerrar a los niños en cárceles de adultos cuando el sistema de justicia no funciona ni siquiera para los adultos, tanto en términos de investigación, procesos y resolución de casos, como de atención y reinserción de los delincuentes y criminales.
¿Una solución?
Sin embargo, varios proyectos preventivos en los USA como: SAFER (“más seguro”, en inglés) Seguridad, Apoyo, Familia, Educación y Recursos, también “Gang Intervention Partnership” (GIP) en los vecindarios Columbia Heights/Shaw en DC; “Identity” en Montgomery, Maryland; y el “Community Mobilization Initiative” (CMI), en Herndon, Virginia, y en Nicaragua con su ley de promoción de desarrollo integral de la juventud, “proyecto prevención social del delito” y “plan de atención a la violencia juvenil”, prueban con hechos tener positiva efectividad, además de indicar que cada dólar gastado en un programa de prevención, intervención y rehabilitación ahorra 7 dólares gastados en represión y cárcel.
Después de doce años de este ataque, leo que la mitad de la población de Guatemala tiene menos de 18 años, esto visto con ojos de esperanza y fe, representa un tremendo capital.
¿Dónde va Guatemala a invertir ese poder?